
¿La natación es uno de los deportes favoritos de tus hijos? Si no es así, intenta que se aficionen cuanto antes, ya que se trata de uno de los más completos tanto para adultos como especialmente para niños. Tiene numerosos beneficios físicos, psicológicos y sociales. Mediante su práctica, adquieren autonomía y confianza en sí mismos y en sus capacidades.
«El medio acuático es el espacio físico más completo que existe para el desarrollo de las aptitudes físicas, psíquicas y neurológicas. La natación se puede practicar desde los primeros meses de vida, estimulando el reflejo glótico e iniciándose en el aprendizaje a los 3 años”, explican desde la Fundación Española del Corazón.
Nadar aporta numerosos beneficios para niños y niñas desde pequeños. La natación, como todo ejercicio físico, supone ventajas a muchos niveles, pero, además, nadar desde edades tempranas conlleva aspectos muy positivos a nivel de desarrollo. En mi opinión, es una de las habilidades básicas e imprescindibles que deberíamos enseñar a nuestros hijos desde pequeños, tanto para prevenir ahogamientos, como para que puedan participar en actividades acuáticas con seguridad. Además es muy importante enseñarla como medida de autoprotección porque la mayoría de los accidentes y ahogamientos ocurren en piscinas o playas.
Empezar a familiarizar a nuestro hijo o hija al medio acuático desde pequeño es muy recomendable por diversas razones.
1. Beneficios físicos
La natación mejora la coordinación, el equilibrio, la flexibilidad, la agilidad, la velocidad y la fuerza muscular, y sin duda es una forma divertida de hacer que los niños se mantengan activos. Es una actividad que produce un bajo impacto en los huesos y articulaciones, quema grasas y ayuda a controlar la ansiedad y liberar estrés.
Además, previene la obesidad y aumenta la capacidad cardíaca y respiratoria. “Disminuye los niveles de glucosa en sangre debido a que el ejercicio aeróbico produce una mayor sensibilidad a la insulina. Por ello, reduce las necesidades de insulina en niños diabéticos”, explican desde la Fundación Española del Corazón.
También requiere que todo su cuerpo se coordine y trabaje en conjunto: desde los músculos de manos, brazos y piernas para poder mantenerse a flote y moverse dentro del agua, hasta el ritmo de la respiración y el sentido de la vista y el oído, para estar atentos a su entorno y saber a dónde deben dirigirse.
Y además, ayuda a que al llegar la hora de dormir, logren conciliar mejor el sueño, facilitándoles la relajación y aportándoles un mejor descanso.
2. Beneficios psicológicos
La natación ayuda a los niños a lograr confianza en sí mismos y en los retos que pueden alcanzar. Les ayuda a aumentar su autonomía y su independencia ya que tienen que aprender a ser responsables de sus pertenencias y seguir una rutina, lo que les ayudará para que comiencen a acostumbrarse a seguir unas normas y fijarse unos objetivos que se verán emocionalmente compensados cuando vayan logrando las metas que se proponen.
3. Beneficios sociales
En las clases de natación se suelen realizar juegos divertidos con los que socializan. El monitor les organiza por grupos para que jueguen en equipos. De esta manera, mejorarán sus habilidades sociales y de comunicación. Otro factor a destacar es la importancia de que el niño, desde pequeño, tenga consciencia de su propio cuerpo y su imagen, y a ello indudablemente le va a ayudar el bañador, a que se vea de manera real.
Estos son solo algunos de los beneficios que se le atribuyen a la natación. Pero sin duda, lo más importante siempre es que al peque le guste, y no se sienta «obligado» a hacerlo. Y sobre todo, que se divierta.